Así pues, estaba pensando (y pensar le costaba cierto esfuerzo, porque el calor del día la había dejado soñolienta y atontada) si el placer de tejer una guirnalda de margaritas la compensaría del trabajo de levantarse y coger las margaritas, cuando de pronto saltó cerca de ella un Conejo Blanco de ojos rosados".
A un chico lo llevan por primera vez al jardín zoológico. Ese chico será cualquiera de nosotros o, inversamente, nosotros hemos sido ese chico y lo hemos olvidado. En ese jardín, en ese terrible jardín, el chico ve animales vivientes que nunca ha visto; ve jaguares, buitres, bisontes y, lo que es más extraño, jirafas. Ve por primera vez la desatinada variedad del reino animal, y ese espectáculo, que podría alarmarlo u horrorizarlo, le gusta. Le gusta tanto que ir al jardín zoológico es una diversión infantil o puede parecerlo. ¿Cómo explicar este hecho común y a la vez misterioso?
Jorge Luis Borges eligió esas palabras para introducir a los chicos en El libro de los seres imaginarios (1954).
De la apertura de Pablo Medina, de nuestra vista a la Nube.
Pensar en un libro de preguntas es pensar en preguntas, y también acerca de los libros.
Gracias Rodrigo por las fotos!
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