”¿Quién pide su opinión o su
consentimiento al niño?”
Tribunal de arbitraje. El lugar que dedico en este libro a los tribunales infantiles puede parecer desmedido para algunos: lo hago porque veo en ellos el primer paso hacia la emancipación del niño, hacia la elaboración y la proclamación de una declaración de los derechos del niño. El niño tiene derecho a exigir que sus problemas sean considerados con imparcialidad y seriedad. Hasta ahora, todo dependía de la buena o mala voluntad del educador, de su humor del día. Es hora de poner fin a este despotismo.
"Con los años, la distancia entre las demandas de los adultos y los deseos de los niños se distancian progresivamente”.
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